Volando bajo

Volar no es imposible si se sabe
por qué. Todos los logros necesitan
un motivo, que a veces puede ser
suficiente. La técnica y la suerte
no sirven para nada sin pasión.
Con ese primer paso que, a menudo,
es dado en forma de deseo,
la realidad comienza siempre al ser
imaginada.
Volar se hace sencillo al descubrir
hacia dónde. Si nuestras alas sólo
ambicionan seguir a nuestras almas.
Y también cuando,
a pesar de sabernos singulares,
irremediablemente abandonados,
otra silueta próxima a la propia
se dibuja en el suelo y no nos hace
falta mirar
para saber quién viaja a nuestro lado.


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