Desencuentro
Simplemente
se ha muerto.
Es inútil mirar
atrás o preguntarse los motivos.
Cuando se pierde casi nunca existe
una razón. Nos quedan sólo excusas
para justificar
lo que no es nada más que una derrota.
Una porción de muerte
instalada en el alma.
Desgana convertida en desamor.
Como un trozo de frío inabrigable
entre la piel y el tiempo.
Rutinas de promesas que marchitan
los días sucesivos porque acaban
siendo el mismo. La cárcel de las nubes
y el nada que decirse.
La tragedia de todas las mañanas.